Las caídas en personas mayores son una de las principales causas de lesiones, hospitalizaciones y pérdida de autonomía. La buena noticia es que la mayoría se pueden prevenir si actuamos sobre los factores de riesgo: el entorno del hogar, la fuerza muscular, la visión, la medicación y los hábitos de vida. En esta guía práctica te contamos cómo reducir el riesgo de caídas en personas mayores dentro y fuera de casa, qué papel juega el ejercicio terapéutico y cuándo conviene pedir apoyo profesional sociosanitario a domicilio.
Según datos del Ministerio de Sanidad, más del 30 % de los mayores de 65 años sufre al menos una caída al año. En personas mayores de 80, esta cifra se eleva al 50 %. Estos incidentes no solo generan lesiones físicas (fracturas, hematomas, heridas), sino también consecuencias emocionales como miedo a volver a caminar, ansiedad y pérdida de independencia.

Las causas de las caídas en personas mayores son múltiples y pueden combinarse:
- Pérdida de fuerza y masa muscular (sarcopenia), que afecta el equilibrio.
- Deterioro visual y auditivo, que dificulta detectar obstáculos o ruidos.
- Efectos secundarios de medicamentos como somnolencia o hipotensión.
- Problemas neurológicos o cognitivos (Alzhéimer, demencia leve, Párkinson).
- Entornos mal adaptados: escasa iluminación, alfombras sueltas, muebles bajos.
Consejos para prevenir caídas en el hogar
Más del 50 % de las caídas en personas mayores ocurren en casa. Algunas medidas clave:
- Instalar pasamanos y barras en zonas clave como el baño
- Usar alfombras antideslizantes o retirarlas por completo
- Iluminar pasillos, escaleras y puntos de paso
- Evitar suelos mojados o encerados
- Usar calzado cómodo, cerrado y con buena suela
Prevención en exteriores
Las caídas en personas mayores también ocurren al salir a la calle o moverse por espacios públicos. Algunas recomendaciones:
- Evitar salir solo/a si hay riesgo
- Elegir recorridos con aceras anchas y bien iluminadas
- Usar bastones o andadores si es necesario
- Cruzar solo en pasos habilitados
- Prestar atención en escaleras, rampas y zonas húmedas
El papel del ejercicio físico en la prevención de caídas
Uno de los factores más determinantes para evitar caídas es mantener una buena condición física. Ejercicios de equilibrio, fuerza y movilidad ayudan a reducir el riesgo.
Entre las actividades más recomendadas:
- Marcha supervisada
- Ejercicios de piernas con bandas elásticas
- Fisioterapia individualizada
- Yoga o pilates adaptado
El ejercicio no solo fortalece el cuerpo, sino que también mejora la confianza de la persona mayor para moverse con seguridad.
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Alimentación, hidratación y medicación
Una buena alimentación es esencial para mantener fuerza, reflejos y coordinación:
- Asegura el consumo de proteínas y vitamina D para los músculos y huesos.
- Mantén una correcta hidratación diaria para evitar mareos.
- Controla los efectos de los medicamentos (ansiolíticos, sedantes, antidepresivos, etc.)
Revisar la medicación y los hábitos nutricionales con un profesional sanitario puede reducir mucho el riesgo de caídas.
🔗 Infografía sobre caídas en el hogar de personas adultas
¿Cuándo pedir ayuda profesional?
Si tu familiar ya ha tenido una caída, siente miedo a caminar o presenta pérdida de equilibrio, es importante pedir una valoración profesional.
Pide apoyo si:
- Ya ha habido una o varias caídas recientes
- La persona tiene deterioro cognitivo o movilidad reducida
- Existe miedo a caminar o pérdida de confianza
- Se ha producido una alta hospitalaria tras operación o fractura
En Edercare, analizamos tu caso sin compromiso y ofrecemos soluciones ajustadas a la situación.
¿Y después de una caída? Cómo prevenir recaídas y recuperar autonomía
Después de una caída, es común que la persona mayor desarrolle miedo, rigidez y pérdida de movilidad. Para evitar nuevas caídas:
- Inicia una valoración funcional y cognitiva completa.
- Establece un plan de ejercicios con fisioterapia en el hogar.
- Refuerza la seguridad del entorno y acompaña la recuperación.
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Conclusión
Las caídas en personas mayores son prevenibles si actuamos con estrategia: adaptar el hogar, promover ejercicio terapéutico, revisar la medicación, usar tecnología de apoyo y, cuando sea necesario, contar con un equipo profesional sociosanitario que intervenga en el domicilio. Con medidas sencillas y apoyo experto, es posible reducir el riesgo y mantener la autonomía y la calidad de vida.